En la vida todos pasamos por experiencias que nos marcan. Algunas son muy fuertes —como una pérdida o la violencia— y otras parecen “pequeñas”, pero también dejan huella: críticas, falta de apoyo o desvalorización.
Cuando algo nos sobrepasa, el cerebro guarda la experiencia de forma desordenada, como fragmentos que siguen apareciendo y provocan ansiedad, miedo o bloqueos, aunque todo haya pasado.
El EMDR ayuda a “reprocesar” esas vivencias. Con movimientos oculares, sonidos o estímulos táctiles, el cerebro integra lo bloqueado y reemplaza creencias negativas por otras más sanas.
Es un proceso seguro y transformador que devuelve calma y confianza.
👉 Si el pasado aún pesa, pide tu cita. Juntos podemos trabajar para que tu historia deje de doler.